16 de septiembre de 2018

El vicio de justificar lo injustificable.

Somos una sociedad enferma, muestra de eso son las guerras, los feminicidios, el abuso sexual infantil, la trata de personas, la esclavitud "moderna" y un sin número de actos que degradan al ser humano, más allá de la condición de víctima o de villano porque al final un villano no es más que un ser humano que renuncia a la posibilidad de no ser un animal.

Somos agresivos por naturaleza o por lo menos eso dice un artículo de Universia.es "Expertos de la Universidad de Barcelona aseguran que el ser humano es agresivo por naturaleza, aunque sus niveles de violencia pueden ser controlados si se canalizan de forma correcta.". Teniendo en cuenta esto, desde que nos declaramos homosapien, la complejidad empieza a aparecer, simplemente porque mientras no había un componente de racionalidad en el actuar, estábamos libres de responsabilidad alguna, el problema se da cuando, continuamos con un actuar animal y queremos justificar los actos más primitivos y degradantes. La evangelización, por ejemplo, no tiene un sentido racional, salvo la vulneración violenta, por lo general, de los derechos de los pueblos primitivos o aborígenes quienes no pudieron conservar su legado cultural, sus costumbres y creencias. Basados en un principio, que hoy está más vivo que nunca y es creer que, el que piensa diferente está equivocado y hay que corregirlo.

Ya tenemos dos elementos, el irrespeto a las creencias o ideas del otro y la agresividad natural, una mezcla muy volátil. Entonces como todos llevamos un animal irracional (valga la redundancia) dentro, en
lugar de adiestrarlo, lo justificamos explicando que nuestro comportamiento animal tiene una motivación "lógica". Es así como, aceptamos el hecho de que una mujer asesine a su marido, si este venía agrediéndola psicológicamente, porque le destruyó su autoestima y la llevó a un punto de desespero tal, que la pobre enceguecida por tantos años de abuso decide dar muerte al malvado y perverso hombre. Ahora, imaginémonos la escena contraria, pero en este caso el agredido es un hombre, no mata a su mujer, sino que le pega, este acto, por una tradición machista no tiene el mismo análisis, y si es una tradición machista, pensar que un hombre no sufre maltrato psicológico. Sin embargo, en términos prácticos, no se puede justificar una agresión física y mucho menos un asesinato cuando no se tipifique una legítima defensa. Las dos acciones son igual de graves, pero para nosotros no, juzgamos, no desde la perspectiva de lo que significa ser un ser humano sino desde el código penal y se nos olvida que cualquier manifestación de violencia va a generar más violencia. Una persona que insulta, denigra, atropella, ofende lo más íntimo y valioso para otra persona, cree que tiene derecho a hacerlo porque no le pega y el que maltrata físicamente se defiende diciendo que no mató y el asesino considera que tiene derecho a hacerlo porque se le agotó la paciencia, porque lo llevaron al límite, como si no hubiera otra alternativa, como si huir de la situación no fuera lo más sensato y fácil, antes de cegar una vida y dañar la propia.

Ahora, hay muchos estudios sobre los problemas de salud mental de los colombianos, en donde en el mejor de los casos señalan que por lo menos el 10% de la población sufre de algún tipo de trastorno psicológico y otros estudios llegan a decir que el 80% de la población adulta ha tenido entre uno y tres episodios de depresión en la vida, no confundir con tristeza. Esto es súper relevante porque quiere decir que 10 de cada 100 personas podrían llegar a tener una reacción errática frente a un hecho simplemente por un problema mental no diagnosticado. Es así como, un incidente de tránsito en donde no hay daños materiales a los carros, termina con un muerto y dos familias destruidas, solo porque un conductor cerró otro, una tragedia que sin duda se hubiera podido evitar y es un sin sentido de la vida. Entonces, uno podría pensar "muy animales bajarse a pelear" o "muy animal el que no pide disculpas" o muy bruto el que no se va así lo hayan insultado pudiendo evitar un problema, más aún cuando, no hubo una colisión, entonces, ¿se justifica que se pierdan vidas? claramente no, pero se pierden todos los días y nos acostumbramos a esto. En 2011 una subteniente del ejército le disparó a un taxista porque la cerró cuando iba manejando, ahí salió la mayoría de personas a justificar a la mujer, hasta la justicia la justificó cuando decidió cambiar la condena de 10 años por tentativa de homicidio a solo 6 meses de libertad condicional, cuando pudo haber cegado la vida de alguien simplemente por una incidente menor. Pero esto no es nada, frente al argumento común de "ira e intenso dolor" que se sigue esgrimiendo para justificar el feminicidio perpetrado por hombres engañados y celosos. Clic a la noticia 

El principal problema es que no queremos entender que estamos viviendo en una sociedad enferma y los mismos enfermos son los que juzgan a los otros. Nos encontramos con el enfermo que se justifica creyendo no estar enfermo porque no es un asesino, pero instiga, no es asesino, pero agrede físicamente y lo hace supuestamente con un buen propósito como "defenderse" cuando en la mayoría de ocasiones no existe un motivo real, o para conseguir su objetivo. No entiende que la agresión no es un vehículo valido para llegar a buen destino, pero lo ve natural, principalmente porque la violencia nace en las entrañas del hogar, es ahí donde están los dos orígenes de esta pandemia social. Tenemos mamás o papás pegándole a los niños, seres indefensos que solo necesitan amor pero son los golpes, los que terminan validando en el subconsciente de estas víctimas, la agresión física como una forma práctica de llegar a acuerdos, acuerdos que no son más que imposiciones que vulneran los derechos de los más débiles, por lo que dependerá de su salud mental de ellos cuando crezcan, poder romper con el ciclo de violencia con los que fueron "educados". Pero también tenemos el otro extremo, papás sobre protectores que validan que sus hijos sean sociópatas, irrespetuosos y agresivos con los demás, justificando su actuar y los protegen sin consideración sobre los demás, hasta que llegan a niveles como el de Rafael Uribe Noguera el asesino de Yuliana Samboní que nunca conoció los límites, su familia nunca quiso aceptar que su actuar errático correspondía a un sociópata, la cual se manifestó en todas las etapas de su vida como lo dieron a conocer todos los medios de comunicación en su momento, nunca le dieron una mano real para ser atendido profesionalmente antes de que destruyera dos familias y una vida inocente. Las familias se convierten, entonces, en focos de violencia, la cual no veo que esté cambiando, son mafias que protegen a sus miembros por encima de los intereses de una sociedad, fundamentalmente porque pierden la objetividad o mejor dicho porque nunca han contado con la cordura suficiente para entender que sus miembros pueden estar enfermos, equivocados o ser unos delincuentes, y lo que corresponde es darles un apoyo el cual debe ser un tratamiento terapéutico o denunciarlos y meterlos a la cárcel antes de que sigan dañando al mundo, pero deben detener esa justificación sistemática. En algún video lo dije, el trabajo de los padres es proteger a sus hijos y al mundo de sus hijos de ser necesario.

 Parte del propósito de la vida debe ser dejar este mundo mucho mejor de cómo lo encontramos, eso lo podemos hacer a través de un ejercicio de permanente aprendizaje, de autoreflexión, de cuestionar sistemáticamente todos aquellos comportamientos que nos impiden ser buenos seres humanos e irlos modificando, de trabajar en el poder del amor y sin duda el mejor legado que podemos dejar son nuestros hijos, permitirles crecer sin prejuicios pero principalmente sin odios, respetando a los demás y totalmente apartados de esos conceptos que validan cualquier tipo de agresión como una alternativa en la vida.

Finalmente se trata de enseñarles a nuestros hijos la importancia de no agredir, el poder de un dialogo abierto, con argumentos y sin insultos. Y qué tal si les explicamos, que ante una reacción inadecuada (agresiva) de su interlocutor lo mejor es apartarse, si les explicamos el valor que tiene denunciar, si les enseñamos que las ofensas personales no llevan a ninguna parte, si les enseñamos a no quedarse callados y a recurrir siempre a una autoridad pero que nunca sea una alternativa resolver las diferencias a los golpes, si les enseñamos que lo más importante y que siempre debe prevalecer es la vida. Y qué tal si mientras les enseñamos aprendemos…

Pero qué tal si todos aprendemos a no agredir, a entender que los insultos y las amenazas siempre son un riesgo en la medida que promueven la violencia. Y qué tal si somos conscientes de que hay muchos locos sueltos que detonan su violencia con nada, y que tal si no les damos motivos y más bien los denunciamos, les imponemos una sanción social y nos proponemos ayudarlos a curarse o a encerrarlos como unos animales peligrosos. No sería esto mejor que seguir poniendo víctimas y haciendo campañas de rechazo. Qué tal si no esperamos su próximo ataque y que tal si utilizamos la inteligencia para cazarlos y no para ser sus víctimas, para eso se necesita humildad para entender que para vencer no se necesita la fuerza bruta. Y qué tal si, nos alejamos del ideal de Bolívar y entendemos un poco más a Gandhi.

Y qué tal si decidimos ser felices y entendemos que no es muy civilizado ir demostrando una valentía temeraria e irracional, quizá así podemos comenzar a tener la esperanza de comenzar a morirnos de viejos y de no "valientes".

Y qué tal si… recordamos que, para pelear se necesitan dos...

9 de febrero de 2017

Transformación Digital . Retos personales

Si de verdad buscamos una transformación digital, debemos atrevernos a crear e innovar, principalmente en todo lo que tiene que ver con el management, las teorías sobre los procesos administrativos (planeación, organización, dirección y control), al igual que la pirámide de Maslow o jerarquía de las necesidades; la planeación estratégica y la estructura piramidal, son obsoletas o anacrónicas así creamos que no porque el mundo empresarial sigue funcionando bajo esos paradigmas. Entonces, cuando hablamos de transformación digital se nos olvida la importancia del pensamiento digital que nos invita a desafiar lo establecido. Así que es importante para una verdadera transformación desaprender tantas teorías, construir y proponer nuevas, pero no seguir incansablemente repitiendo lo que otros dicen como si no tuviéramos la capacidad de pensar.